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El penúltimo periplo del Vizcaya
Cartón para Óleo
El crucero Vizcaya saliendo de Nueva York. Mayo 1898 |
Cartón para óleo exclusivos con las siguientes finalidades:
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Al crucero Vizcaya le tocó en suerte la devolución de la visita de "descortesía" que el
acorazado estadounidense Maine efectuó a La Habana en enero de 1898 sin previo aviso y, por tanto, contrariando las más elementales prácticas diplomáticas y de cortesía naval entonces imperantes. Era una clara provocación que el gobierno español respondió enviando al Vizcaya a la ciudad de Nueva York.
Fue una misión verdaderamente incómoda y peligrosa, pues el navío español llegaba a Nueva York el 19 de febrero de 1898, cuatro días después de que el Maine hubiese saltado por los aires. La difícil situación generada por el hundimiento del Maine en el puerto de La Habana obligaron al Vizcaya a atracar en State Island y a adoptar extremas medidas de seguridad.
Sea como fuere, apenas una semana después, el Vizcaya abandonó el puerto neoyorkino para incorporarse en Cabo Verde a la escuadra del Almirante Cervera. Desde aquí, siguiendo instrucciones gubernamentales, se dirigiría a las Antillas con el resto de sus infortunados hermanos de hierro y madera. Finalmente, el 3 de abril de 1898, el Vizcaya navegaba por última vez: en esa fecha de infausta memoria, la flota norteamericana del almirante Sampson le propinó una enorme granizada de obuses y proyectiles; incendiado, sin gobierno y en medio de terribles explosiones, el Vizcaya embarrancaba unas quince millas al oeste de Santiago de Cuba.
Nuestra pintura militar trata de representar, con las licencias artísticas pertinentes, la salida del Vizcaya del puerto de Nueva York, que luce su recién estrenada Estatua de la Libertad (1886). Irónicamente, el pabellón de cortesía enarbolado por el crucero español pertenece al país que habría de echarlo a pique en algo más de un mes, en el desafortunado combate naval de Santiago de Cuba.
Fue una misión verdaderamente incómoda y peligrosa, pues el navío español llegaba a Nueva York el 19 de febrero de 1898, cuatro días después de que el Maine hubiese saltado por los aires. La difícil situación generada por el hundimiento del Maine en el puerto de La Habana obligaron al Vizcaya a atracar en State Island y a adoptar extremas medidas de seguridad.
Sea como fuere, apenas una semana después, el Vizcaya abandonó el puerto neoyorkino para incorporarse en Cabo Verde a la escuadra del Almirante Cervera. Desde aquí, siguiendo instrucciones gubernamentales, se dirigiría a las Antillas con el resto de sus infortunados hermanos de hierro y madera. Finalmente, el 3 de abril de 1898, el Vizcaya navegaba por última vez: en esa fecha de infausta memoria, la flota norteamericana del almirante Sampson le propinó una enorme granizada de obuses y proyectiles; incendiado, sin gobierno y en medio de terribles explosiones, el Vizcaya embarrancaba unas quince millas al oeste de Santiago de Cuba.
Nuestra pintura militar trata de representar, con las licencias artísticas pertinentes, la salida del Vizcaya del puerto de Nueva York, que luce su recién estrenada Estatua de la Libertad (1886). Irónicamente, el pabellón de cortesía enarbolado por el crucero español pertenece al país que habría de echarlo a pique en algo más de un mes, en el desafortunado combate naval de Santiago de Cuba.
Hola, el Vizcaya no fue destruido el 3 de abril sino el 3 de julio, de forma que entre su viaje a Nueva York y su destrucción pasaron varios meses y no solo uno.
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