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sábado, 29 de mayo de 2021

Saludo al cañón


Adquiera la escena en lámina u óleo.


El saludo al cañón

Desde tiempos inmemoriales las marinas y gentes de mar han empleado vistosas -y ruidosas- expresiones de cortesía y de mutuo respeto, amistad o consideración que se extendían incluso al enemigo. Desde la introducción de la pólvora, una de las más sonoras y espectaculares era el saludo al cañón, es decir, el empleo de toda o parte de la artillería embarcada con fines pacíficos y de salutación. Al principio los disparos debieron ser producidos de manera un tanto anáquica y no pocas veces peligrosa, tanto para saludadores como saludados. Poco a poco, esta manifestación de cortesía fue puliéndose y sometiéndose a reglas precisas, de manera que acabó convirtiéndose en el estricto ceremonial de hoy en día. Efectivamente, en la actualidad, el saludo al cañón está muy regulado y consiste en un número de disparos de los cañones de saludo, hecho uno a uno, con una cadencia aproximada de cinco segundos.

El saludo al cañón es muy notorio, lo entiende todo el mundo y se practica internacionalmente de forma parecida, pero tiene el inconveniente de que, en la actualidad, son pocos los barcos que montan cañones de saludo. Además, se da la circunstancia que las autoridades de algunos puertos no permiten la realizarción de tan rotundo y sonoro honor, por lo que, aun disponiendo de cañones, es preciso sustituirlo por el saludo a la voz equivalente.

Nuestra pintura naval

Representa la entrada de una escuadra española de finales del XVIII en un puerto cualquiera de los vastísimos dominios de la Monarquía Hispánica, en el preciso momento de producirse los primeros disparos de cortesía o saludos al cañón. El navío de tres puentes que encabeza la formación enarbola en el tope de su palo mayor una bandera rojigualda y cuadra, significando de este modo la presencia a bordo de un Capitán General de la Armada.

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sábado, 8 de mayo de 2021

Clase Baleares (II)


Adquiera la escena en lámina u óleo.


La Fragata Andalucía

La Fragata Andalucía con la que ilustramos esta entrada era la segunda unidad de la clase Baleares. Construida en El Ferrol, se entregó a la Armada en marzo de 1974 y fue asignada a la 31ª Escuadrilla de Escoltas. Desde el comienzo de su vida operativa, la Andalucía participó en múltiples misiones nacionales e internacionales, como el bloqueo naval de la antigua Yugoslavia o participando en diversos ejercicios de lucha antisubmarina de la OTAN. Como indicativo del alto valor de este buque y sus tripulaciones, la fragata Andalucía logró que el centro naval estadounidense de Guantánamo le otorgase la más alta calificación operativa de su historia, siendo además el primer buque español en integrarse en una agrupación de la OTAN (1990). Causó baja en diciembre de 2005.

Todavía en 2008 y ya casi desmantelada, la Andalucía prestaría su último servicio a la Armada en el contexto de los ejercicios navales SINKEX, para la evaluación de procedimientos y materiales con fuego real en los que se persigue el hundimiento de buques u otros blancos a flote. Para la edición de ese año, contaron con el casco de la F-72 como blanco a flote, el cual, tras recibir los demoledores impactos de las modernas armas navales de hoy en día, acabó siendo engullida por el Océano Atlántico en algún punto próximo al archipiélago canario.


Nuestra pintura naval

Obviamente, la fragata F-72 Andalucía no merecía ser pintada destartalada y sirviendo como blanco en unos ejercicios de tiro, por ello la hemos pintado navegando airosamente en compañía de una de sus hermanas de escolta del portaaeronaves "Dédalo", cuya silueta asoma detrás por el horizonte.

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domingo, 2 de mayo de 2021

El acorazado Pelayo

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El acorazado Pelayo

El Pelayo fue el buque más poderoso del siglo XIX español y era un acorazado pre-dreadnought diseñado y construido para la Armada Española en Francia, según el esquema de la clase Marceau. Fue entregado a la Armada en 1888, desplazaba casi 10.000 toneladas y estaba concebido para permitirle el paso por el Canal de Suez.

Su casco de acero estaba protegido por un sólido cinturón blindado, constando su artillería principal de dos cañones de 320 mm instalados a proa y a popa, que se completaban con otros dos cañones de 280 mm sobre plataformas laterales centradas en las bandas de babor y estribor. Este poderoso armamento era acompañado por un cañón de 160 m, doce cañones de 120 mm, cinco cañones de 57 mm, trece cañones de 37 mm, cuatro ametralladoras y siete tubos lanzatorpedos. Esta bestia de los mares incorporaba además una estación de telegrafía sin hilos, un hito tecnológico verdaderamente revolucionario para la época.

Tras los acontecimientos que desembocaron en la guerra hispano-estadounidense de 1898, el Pelayo fue asignado a la segunda División de la Escuadra de Reserva en Cádiz, al mando del contraalmirante Manuel de la Cámara, con la misión de acosar a las fuerzas navales y el tráfico marítimo estadounidense en el Atlántico Norte. Sin embargo, la victoria norteamericana de la bahía de Cavite, forzó al gobierno a mandarlo hacia Filipinas formando escuadra junto al crucero acorazado Carlos V, tres destructores, dos cruceros auxiliares y dos cañoneros. No obstante, la ruta elegida a través de Suez convirtió al canal de este nombre en una ratonera para la Escuadra de Cámara, pues maniobras dilatorias británicas la mantuvieron retenida allí hasta que tuvo lugar el desastre de Santiago de Cuba. Finalmente, ya en aguas del Mar Rojo y como consecuencia de la destrucción de la Escuadra del Almirante Cervera, se le ordenó el inmediato regreso a la península.

Tras la guerra hispano-estadounidense el Pelayo siguió prestando numerosos servicios a la Armada, sufriendo diversas reformas y vicisitudes hasta el 1 de agosto de 1924, fecha en que fue dado de baja.


Nuestra pintura naval

Hemos pintado una escena imaginaria que representa a la escuadra del Contralmirante Cámara detenida en Suez. En primer plano y encabezando la expedición naval española, el poderoso Pelayo; detrás, el no menos imponente crucero acorazado Carlos V; algo más al fondo, uno de los cruceros auxiliares que formaban parte de la fuerza expedicionaria. En suma, una muestra de una potente escuadra cuya cita con la Historia estuvo muy por debajo de sus posibilidades y de su potencial de combate. Sin embargo, esperamos que esta pintura contribuya, aunque sea mínimamente, a desmontar el mito de una marina de guerra española constituida, en aquellos años decisivos, por una colección de antiguallas navales sin valor militar alguno.


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