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viernes, 13 de diciembre de 2024

Dragones de Almansa

Óleo de dos dragones de Almansa
Óleo sobre tela

Soldados españoles en Dinamarca

En febrero de 1807, Carlos IV y Godoy pusieron a disposición de Napoleón 14.000 soldados españoles, bajo el mando del Marqués de La Romana, estos soldados fueron a parar a Dinamarca con el objeto de formar parte de un contingente de invasión de Suecia. Los españoles eran conscientes de que en su patria se libraba una lucha contra sus antiguos aliados, los franceses, que ahora eran sus enemigos. La Romana, deseoso de volver a España, recibió una inesperada ayuda: un agente británico llamado James Robertson que se presentó disfrazado como comerciante y, mediante una frase del "Poema del Cid", logró ganarse la confianza del marqués pues esté sospechaba que pudiera ser un agente francés midiendo la fidelidad de su aliado.

La situación era tensa, pero un giro audaz cambiaría el curso de los acontecimientos. El subteniente Fábregues, decidido a salvar a sus compatriotas, desenvainó su espada y forzó a unos pescadores a llevarlo a un buque inglés. Este acto valiente facilitó el embarque de las tropas españolas en los barcos británicos. Mientras tanto, las tropas españolas, acantonadas en Dinamarca, aguardaban con ansias el regreso a su patria, sabiendo que cada día la guerra en España se intensificaba.

Finalmente, en octubre de 1808, las tropas lograron desembarcar en Santander gracias a los esfuerzos combinados de La Romana, Robertson y la audaz intervención de Fábregues. Aunque no todos pudieron escapar, muchos regresaron para unirse a la lucha contra Napoleón en España, llevando consigo el afán de expulsar a los franceses de su nación.


La pintura

La obra, realizada al óleo sobre lienzo, muestra el momento en que dos dragones de Almansa observan un buque británico en el horizonte, pensando en el regreso a la patria. Al fondo, se divisa una cabaña de pescadores con una chimenea humeante. Detrás, un cielo crepuscular cobija algunas gaviotas que sobrevuelan la escena, añadiendo una sensación de melancolía y esperanza.

El cuadro fue un encargo de El rincón de Byron, Gracias por la confianza y por todas las ideas aportadas que han hecho que la pintura crezca.

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