Surgidas por inspiración de El Infante -figuras de colección-, nuestras maquetas artesanales siguen incorporando modelos basados en los Land Rover-Santana que han dotado a nuestras Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional. Si la última presentada era el Land Rover 88 de la Guardia Civil, toca el turno a la versión larga de este mismo modelo, esto es, el Land Rover 109, también decorada con los coleres de la Guardia Civil de los años setenta del siglo pasado.
La metodología constructiva es la habitual y la mostramos en la página correspondiente al Land Rover 88:
Desde tiempos inmemoriales las marinas y gentes de mar han empleado vistosas -y ruidosas- expresiones de cortesía y de mutuo respeto, amistad o consideración que se extendían incluso al
enemigo. Desde la introducción de la pólvora, una de las más sonoras y espectaculares era el saludo al cañón, es decir, el empleo de toda o parte de la artillería embarcada con fines pacíficos y de salutación. Al principio los disparos debieron ser producidos de manera un tanto anáquica y no pocas veces peligrosa, tanto para saludadores como saludados. Poco a poco, esta manifestación de cortesía fue puliéndose y sometiéndose a reglas precisas, de manera que acabó convirtiéndose en el estricto ceremonial de hoy en día. Efectivamente, en la actualidad, el saludo al cañón está muy regulado y consiste en un número de disparos de los cañones de saludo, hecho uno a uno, con una cadencia aproximada de cinco segundos.
El saludo al cañón es muy notorio, lo entiende todo el mundo y se practica internacionalmente de forma parecida, pero tiene el inconveniente de que, en la actualidad, son pocos los barcos que montan cañones de saludo.
Además, se da la circunstancia que las autoridades de algunos puertos no permiten la realizarción de tan rotundo y sonoro honor, por lo que, aun disponiendo de cañones, es preciso sustituirlo por el saludo a la voz equivalente.
Nuestra pintura naval
Representa la entrada de una escuadra española de finales del XVIII en un puerto cualquiera de los vastísimos dominios de la Monarquía Hispánica, en el preciso momento de producirse los primeros disparos de cortesía o saludos al cañón. El navío de tres puentes que encabeza la formación enarbola en el tope de su palo mayor una bandera rojigualda y cuadra, significando de este modo la presencia a bordo de un Capitán General de la Armada.
La Fragata Andalucía con la que ilustramos esta entrada era la segunda unidad de la clase Baleares. Construida en El Ferrol, se entregó a la Armada en marzo de 1974 y fue asignada a la 31ª Escuadrilla de Escoltas. Desde el comienzo de su vida operativa, la Andalucía participó en múltiples misiones nacionales e internacionales, como el bloqueo naval de la antigua Yugoslavia o participando en diversos ejercicios de lucha antisubmarina de la OTAN. Como indicativo del alto valor de este buque y sus tripulaciones, la fragata Andalucía logró que el centro naval estadounidense de Guantánamo le otorgase la más alta calificación operativa de su historia, siendo además el primer buque español en integrarse en una agrupación de la OTAN (1990). Causó baja en diciembre de 2005.
Todavía en 2008 y ya casi desmantelada, la Andalucía prestaría su último servicio a la Armada en el contexto de los ejercicios navales SINKEX, para la evaluación de procedimientos y materiales con fuego real en los que se persigue el hundimiento de buques u otros blancos a flote. Para la edición de ese año, contaron con el casco de la F-72 como blanco a flote, el cual, tras recibir los demoledores impactos de las modernas armas navales de hoy en día, acabó siendo engullida por el Océano Atlántico en algún punto próximo al archipiélago canario.
Nuestra pintura naval
Obviamente, la fragata F-72 Andalucía no merecía ser pintada destartalada y sirviendo como blanco en unos ejercicios de tiro, por ello la hemos pintado navegando airosamente en compañía de una de sus hermanas de escolta del portaaeronaves "Dédalo", cuya silueta asoma detrás por el horizonte.
El Pelayo fue el buque más poderoso del siglo XIX español y era un acorazado pre-dreadnought diseñado y construido para la Armada Española en Francia, según el esquema de la clase Marceau. Fue entregado a la Armada en 1888, desplazaba casi 10.000 toneladas y estaba concebido para permitirle el paso por el Canal de Suez.
Su casco de acero estaba protegido por un sólido cinturón blindado, constando su artillería principal de dos cañones de 320 mm instalados a proa y a popa, que se completaban con otros dos cañones de 280 mm sobre plataformas laterales centradas en las bandas de babor y estribor. Este poderoso armamento era acompañado por un cañón de 160 m, doce cañones de 120 mm, cinco cañones de 57 mm, trece cañones de 37 mm, cuatro ametralladoras y siete tubos lanzatorpedos. Esta bestia de los mares incorporaba además una estación de telegrafía sin hilos, un hito tecnológico verdaderamente revolucionario para la época.
Tras los acontecimientos que desembocaron en la guerra hispano-estadounidense de 1898, el Pelayo fue asignado a la segunda División de la Escuadra de Reserva en Cádiz, al mando del contraalmirante Manuel de la Cámara, con la misión de acosar a las fuerzas navales y el tráfico marítimo estadounidense en el Atlántico Norte. Sin embargo, la victoria norteamericana de la bahía de Cavite, forzó al gobierno a mandarlo hacia Filipinas formando escuadra junto al crucero acorazado Carlos V, tres destructores, dos cruceros auxiliares y dos cañoneros. No obstante, la ruta elegida a través de Suez convirtió al canal de este nombre en una ratonera para la Escuadra de Cámara, pues maniobras dilatorias británicas la mantuvieron retenida allí hasta que tuvo lugar el desastre de Santiago de Cuba. Finalmente, ya en aguas del Mar Rojo y como consecuencia de la destrucción de la Escuadra del Almirante Cervera, se le ordenó el inmediato regreso a la península.
Tras la guerra hispano-estadounidense el Pelayo siguió prestando numerosos servicios a la Armada, sufriendo diversas reformas y vicisitudes hasta el 1 de agosto de 1924, fecha en que fue dado de baja.
Nuestra pintura naval
Hemos pintado una escena imaginaria que representa a la escuadra del Contralmirante Cámara detenida en Suez. En primer plano y encabezando la expedición naval española, el poderoso Pelayo; detrás, el no menos imponente crucero acorazado Carlos V; algo más al fondo, uno de los cruceros auxiliares que formaban parte de la fuerza expedicionaria. En suma, una muestra de una potente escuadra cuya cita con la Historia estuvo muy por debajo de sus posibilidades y de su potencial de combate. Sin embargo, esperamos que esta pintura contribuya, aunque sea mínimamente, a desmontar el mito de una marina de guerra española constituida, en aquellos años decisivos, por una colección de antiguallas navales sin valor militar alguno.
Siguiendo con las sugerencias de El Infante -figuras de colección- y continuando con la elaboración de maquetas artesanales basadas en los Land Rover-Santana que han dotado a nuestras Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional, toca el turno del Land Rover 88 de la Guardia Civil. La metodología constructiva es la habitual:
Diseño y configuración de piezas.
Obtención de las piezas mediante corte/grabado láser, troquel y corte manual.
Ordenación y montaje.
Imprimación y pintado.
Detalles finales.
Los materiales utilizados son cartón contracolado de 1.25 mm y DM de 2.5 mm para el láser, cartulina de 300 gr/m2 para el troquel, y en este modelo, dada la mayor complejidad de formas que los Santana Ligero confeccionados hasta ahora, hemos utilizado también láminas de hojalata cortadas a mano según patrones prestablecidos.
El proceso seguido queda reflejado en las siguientes fotografías
1. Ensamblaje inicial de las estructuras principales
2. Elaboración de piezas en láminas de metal para superficies especiales (capó y techo)
3. Imprimación de la carrocería
4. Pintado de la carrocería
5. Complementos y accesorios (calcos, luces, rejilla del motor, llantas, etc)
Durante la segunda mitad del siglo XIX los progresos en el diseño y construcción de los buques de guerra fueron realmente espectaculares. En apenas cuarenta años, los desarrollos industriales y armamentísticos experimentados en relación a la potencia naval hicieron surgir buques tan imponentes -y caros- como el acorazado Pre-dreadnought. La potencia de fuego y protección de estos monstruos del mar hacían inservibles los barcos que hasta entonces constituían el núcleo de las marinas de guerra, por lo que se desató una vertiginosa carrera para lograr la supremacía naval sobre la base de estos nuevos buques.
Tristemente para España, semejante competición exigía unos recursos financieros e industriales que no estaban al alcance de nuestra Patria. Es cierto que nuestro país hizo grandes esfuerzos para hacerse con uno de estos gigantes, y el acorazado "Pelayo" es el único y solitario ejemplo de ello. En su defecto se construyeron diversos buques alternativos, más económicos pero de menor poder y capacidad de supervivencia como los cruceros acorazados y cruceros protegidos.
En breve iba a quedar claro en el singular duelo naval de Santiago de Cuba qué tipo de buque prevalecería, porque en aquella aciaga jornada del 3 de julio de 1898 sería manifiesto por quién doblaban las campanas: la flota de los EEUU, compuesta por 4 acorazados, 2 cruceros acorazados, 1 cañonero y 3 cruceros auxiliares propinaría una soberana paliza a la escuadra española carente de acorazados del Almirante Cervera, hundiéndole 4 cruceros acorazados y 2 contratorpederos, con 343 muertos, 151 heridos y 1889 prisioneros, por sólo 1 muerto y 2 heridos del lado estadounidense.
Nuestra pintura naval
Hemos pintado una escena imaginaria que representa unos barcos típicos de la marina colonial española de finales del XIX. En primer plano aparece fondeado un crucero desprotegido del tipo Reina Cristina, con su casco pintado de blanco tropical, como correspondía a los buques de ultramar; algo más al fondo asoma la proa de un crucero protegido de la clase Reina Regente. El lugar de fondeo bien pudiéramos situarlo en uno de los puertos españoles del caribe.
Siguiendo con las sugerencias de El Infante -figuras de colección- y a fin de complementar el Santana 88 Ligero de la Legión que confeccionamos en su momento, nos decidimos a realizar una maqueta artesanal de la versión larga de este emblemático todoterreno, esto es el Santana 109 Ligero. Al igual que su hermana menor, está construida a base de cartón contracolado de 1.25 mm y DM de 2.5 mm, cortado y grabado mediante láser, además de un revestimiento parcial a base de cartulina de 350 gr/m2 cortada a troquel plóter.
El resultado final queda reflejado en las siguientes fotografías