Nuestra Señora del Carmen, Patrona de la Armada Española
Tomando como modelo la estatua de la Santísima Virgen de Carmen que preside la capilla del Colegio de Huérfanos de la Armada (C.H.A.) y que fue regalo de S.M. el Rey Alfonso XIII, allá por los primeros años de existencia del ya centenario colegio, hemos realizado esta obra homenaje a la excelsa patrona de nuestros marinos. En el rosetón hemos incorporado el escudo del CHA, cuna docente de una buena parte de la oficialidad de la Armada Española.
Para ejecución de esta obra semi-manual y reproducible, la pintura propiamente dicha ha sido realizada con técnicas mixtas que incorporan acrílicos y pinturas metalizadas para dorados y plateados. El marco está confeccionado sobre madera de nogal, siendo las dimensiones de la obra de 16,5 x 35 cm, aunque pueden también trabajarse otros tamaños.
Disponible.
Salve estrella de los mares,
de los mares, iris de eterna ventura.
Salve, oh fénix de hermosura,
Madre del divino Amor.
De tu pueblo a los pesares
tu clemencia de consuelo,
fervoroso llegue al cielo
hasta ti, hasta ti nuestro clamor.
Salve,
Salve, estrella de los mares,
Salve, estrella de los mares.
Sí, fervoroso llegue al cielo
hasta ti, hasta ti nuestro clamor.
Salve estrella de los mares,
estrella de los mares.
Salve, Salve, Salve, Salve.
Esta sección está dedicada a la gesta de la División Azul, la célebre unidad de voluntarios españoles que supo elevarse a la categoría de leyenda. Sus increíbles actos de heroísmo y su acerada e invicta resistencia frente a la colosal apisonadora del Ejército Rojo, hicieron de su nombre sinónimo de bravura, coraje y valor. Aquí, y desde nuestra modesta aportación artística, sólo pretendemos rendir un homenaje de reconocimiento histórico a los bravos divisionarios que hicieron posible lo imposible.
Inicialmente destinada al Grupo de Ejércitos Centro para la toma de Moscú, la División Azul hubo de recorrer un largo camino antes de incorporarse al frente: primero el ferrocarril, desde España hasta Suwalki, en Polonia Oriental; después, las dificultades ferroviarias y la falta de transporte motorizado obligaron a nuestros divisionarios a recorre a pie los 900 Km que separaban la última localidad citada de Smolensk. Fue una prueba dura superada con éxito por los curtidos hombres de la División Azul: durante cerca de un mes, la división española de la Wehrmacht estará caminando entre 30 y 40 kilómetros diarios. Sin embrago, a poco para llegar a Smolensk, la situación en Leningrado de los ejércitos alemanes, obligó a Hitler a alterar los planes de la Operación Tifón, concebida para la conquista de Moscú, y la División azul sería trasladada, ahora nuevamente en ferrocarril, a sus puestos de combate del Grupo de Ejércitos Norte.
La lámina ilustra el movimiento pedestre de la División Azul por tierras rusas bajo la atenta mirada de dos de sus oficiales.
Durante la II Guerra Mundial, la acelerada competición entre la coraza motorizada -el carro de combate- y el ariete que la neutralizase fue un quebradero de cabeza para políticos, ingenieros y, por supuesto, militares: la irrupción de un nuevo tanque con mayor potencia de fuego y protección dejaba inmediatamente inútiles ingentes cantidades de material de guerra y, recíprocamente, las nuevas armas contra-carro capaces de perforar los últimos blindajes, hacían lo propio con los más recientes diseños salidos de las cadenas de producción.
Esta alocada carrera hubo de sufrirla en sus carnes la División Azul, pues la mayor parte de su equipamiento antitanque eran piezas Pak-35/36 L-45 de 37 mm, cuya munición era completamente ineficaz para oponerse con éxito a los T-34 soviéticos que empezaban a inundar los campos de batalla del frente oriental. No obstante, la artillería divisionaria sí disponía de algunas piezas contra-carro Pak 40 de 75 mm que, si bien eran capaces de destruir los temidos 7-34, su número era totalmente insuficiente para detener las masas acorazadas que vomitaba el enemigo.
La lámina muestra un grupo de sirvientes de un cañón antitanque Pak 40 75/46 del Grupo Antitanque 250º de la División Azul, preparándose para el disparo.
La artillería de la División Azul contaba con un regimiento de artillería de campaña que se organizaba en tres grupos ligeros y un grupo pesado, los primeros con piezas de 105 mm y el último con obuses de 150 mm. Desde su llegada al sector de Leningrado la artillería de la División Azul fue reforzada con una batería de obuses de 155 y dos baterías de morteros pesados capturados a los franceses. En las memorables y terribles jornadas de Krasny Bor, todas las baterías del I Grupo, dos del III y dos del IV, se vieron envueltas en la acción, aunque de manera diferente.
Nuestra escena representa una pieza de 150 mm en movimiento hipomóvil. En la imagen nos hemos permitido la licencia artística de pintar el arrastre de la pieza en un sólo tiro de caballos, puesto que debido al peso del conjunto y para los casos de tracción animal (la mayoría), cañón y armón iban por separado.
La División Azul contaba con un puñado de los célebres todoterreno de fabricación alemana Kübelwagen. Los Volkswagen Kübelwagen eran vehículos ligeros y de construcción sencilla que hicieron gala de una enorme movilidad, lo que añadido a la robustez de su motor refrigerado por aire, les hacía muy adaptables a todo tipo de climatologías, por extremas que fueran. Pero, a pesar de todo, no eran infalibles, por lo también se averiaban, a veces en lugares o circunstancias inopinadas, como en el barro o la nieve.
Nuestra escena representa a un kübelwagen de la División Azul atascado en el barro y que precisa ser remolcado con medios de tracción animal, la mayoría de los disponibles en la División.
Si bien la División Azul era una Gran Unidad de Infantería y, por ende, muchas de las escenas que la representan en acción están protagonizadas por infantes, no debe olvidarse que una gran unidad divisionaria encuadra en su organización unidades pertenecientes a todas las armas y servicios. Es nuestra intención ir ilustrando progresivamente esta compleja organización de campaña de la División Azul y, como no podía ser menos, pintaremos también escenas que recuerden el importante papel desempeñado por nuestros artilleros en cuantos combates sostuvo en Rusia la División Española de Voluntarios.
Nuestra escena representa a los sirvientes de un obús ligero de campaña de 105 mm preparando el fuego de su pieza.
Mensaje de 24 de enero de 1942 del capitán Ordás -Jefe de la Compañía de 206 esquiadores de la División Azul- en respuesta al “Dime cuántos valientes quedáis en pie” inquirido por el cuartel general de la División, tras socorrer a la guarnición alemana cercada en Vsvad: “Quedamos doce”.¡12 de 206 hombres! ¡España, forja inagotable de héroes legendarios!
La acción del Ilmen debiera ser cantada por modernos juglares para memoria imperecedera de las gentes, en una época de aturdimiento olvidadizo de gestas y epopeyas. En enero de 1942 y a temperaturas de 54 grados bajo cero, la compañía de esquiadores del capitán Ordás lleva a efecto, al límite de las fuerzas humanas, una misión suicida cuyo itinerario de aproximación va jalonando con un reguero de sangre y hombres congelados. Se marcha primero sobre una banquisa cruzada de muros de hielo que va mermando la compañía por agotamiemto y congelaciones, 22 horas de caminar ininterrumpido en los que dormir significa morir. Después se combate para romper el cerco e increíblemente se enlaza con los alemanes. Por fin se regresa a las posiciones de partida no sin dejar de combatir. Total: 196 bajas de 206 combatientes iniciales.
Nuestra escena representa el avance de la Compañìa de Esquiadores divisionarios sobre la banquisa helada del lago Ilmen, en enero de 1942, en socorro de las posiciones alemanas de Vsvad cercadas por el enemigo.
El poderoso intento del Ejército Rojo para romper el cerco de Leningrado y copar a los ejércitos alemanes que lo sostenían fue frustrado principalmente por la enérgica defensa que le opuso la División Azul. Si unos meses antes, en Stalingrado, el martillo soviético golpeaba con furia a rumanos e italianos y lograba el propósito de cercar al VI Ejército alemán de Von Paulus, en febrero del 1943 el mismo martillo volvía a descargar un golpe que pensaban decisivo contra los aliados alemanes del Grupo de Ejércitos Norte. Era la "Operación Estrella Polar", solo que ahora no había rumanos ni italianos, había un yunque español que quebró el mango del martillo soviético y lo inutilizó.
Nuestra escena representa, siguiendo el título de una vieja canción falangista, a cuatro sirvientes de un Pak 37 maniobrando su arma para detener un temible t-34 en las proximidades de Krasny-Bor.
El derroche de bravura de los soldados españoles en Rusia, se tradujo en una escalofriante cifra de bajas (14.000) entre muertos (5.000), heridos (cerca de 8.700) y prisioneros (casi 400). Aun siendo considerable tan generoso sacrificio, mucho mayor fue el precio que hubo de pagar el Ejército Soviético para intentar destruir a la invencible División Española de Voluntarios. En efecto, se calcula que los guripas hispanos causaron a Ejército Rojo más de 49.000 bajas.
Nuestra escena trata de representar el supremo sacrificio de uno de aquellos españoles que al calor de un gran ideal y lejos de su patria, fueron a combatir al comunismo en su propia casa.
El 18 de octubre de 1941 el general Muñoz Grandes ordenó el paso del río Volchov, cruce realizado por el 2º Batallón del Regimiento 269 por Udárnik, donde el río tiene una anchura de trescientos metros. La sección de zapadores del teniente Escobedo constituyó la vanguardia de la operación y, tras doce minutos de tensa y silenciosa travesía, realizada en botes neumáticos y sin protección artillera para lograr la sorpresa, consiguen ocupar un vital observatorio de la artillería soviética y rechazar un fuerte contraataque soviético.
A finales de Octubre de 1941 se formaría en el seno de la División Azul una compañía de Esquiadores que, aun cuando de efímera existencia, se cargaría de gloria y admiración por su inmortal gesta del lago Ilmen.
En febrero de 1943, el cabo Ponte, de la 3ª Compañía de Zapadores de la División Azul, al ver que un carro soviético asaltaba las posiciones divisionarias para dirigirse directamente a un puesto de socorro repleto de compañeros heridos, se hizo con una mina antitanque Teller-43 y, sin pensárselo dos veces, se enfrentó en solitario al monstruo de acero que amenazaba destruirlo todo. Así, y a costa de su propia vida, logró detener el carro enemigo colocándole la mina con su propio cuerpo en las cadenas propulsoras. Su heroico sacrificio salvó la vida de muchos de sus camaradas. Fue condecorado póstumamente con la Cruz Laureada de San Fernando.
4.2. Nuestras pinturas
Sobre la base de un cuadro al óleo que hemos realizado sobre la hazaña del cabo ANTONIO PONTE ANIDO en la Batalla de Krasny-Bor, hemos ejecutado varias escenas, una completa y tres más particularizando diferentes elementos compositivos que giran sobre el momento en el Ponte Anido se arroja sobre el carro soviético, logrando finalmente su destrucción.
Como ya dijimos en una entrada anterior referida a este mismo avión, los numerosos Texan recibidos en España fueron el resultado del programa de ayuda militar norteamericana a nuestro país, suscritos a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Sin embargo, las limitaciones de uso de estos aparatos en guerras coloniales, impusieron la adquisición a Francia de los primeros Texan destinados a entrar en combate contra la insurgencia antiespañola del Ifni y Sáhara español.
Resuelto el conflicto del Ifni de 1957-1958, los Texan españoles volverían a ser utilizados en el Sáhara occidental en 1974. En efecto, realizadas las pertinentes adaptaciones para afrontar sus misiones contrainsurgentes, los Texan del 463 escuadrón con base en Gando, fueron pintados de camuflaje y dotados del armamento preciso para el cumplimiento de sus misiones contra-guerrilleras.
Nuestra pintura
Nuestra pintura ilustra dos North American Texan del Ejército del Aire español sobrevolando una patrulla de la Legión en el conflicto saharaui de 1974. Van pintados de camuflaje,como correspondía a las misiones tácticas que desempeñaban estos aparatos en aquella sazón histórica.
El avión estadounidense Texan fue un derivado del entrenador BT-16 "Yale", al que se le incorporó un tren de aterrizaje retráctil y un motor más grande y potente, siendo su primer usuario el A.A.C. (Army Air Corps, del Ejército de los EE.UU). Voló por primera vez en 1937, y hasta 1954, año de su cierre de producción, llegaron a fabricarse algo más de 21.000 ejemplares.
Respecto España, no fue hasta 1954, y en virtud de los acuerdos hispano-americanos, cuando empezaron a incorporarse a los medios aéreos del Ejército del Aire, que destinó los primeros sesenta recibidos a la Escuela Básica de Matacán (Salamanca). Posteriormente, hasta 201 ejemplares fueron completando las necesidades de instrucción y operativas del Ejército del Aire. Finalmente, tras múltiples servicios de escuela y patrulla aérea por las ardientes tierras saharauis, los Texan de las Fuerzas Armadas españolas fueron dados de baja en 1982, cumpliendo sus últimos cometidos de instrucción en la Academia General del Aire.
Nuestra pintura
Nuestra pintura ilustra el vuelo de tres North American Texan del Ejército del Aire español con distintas "vestimentas": de color amarillo en primer plano, haciendo ver su vertiente entrenadora, algo más alejado vestido de "lagarto", para un rol más agresivo de apoyo táctico, y algo más allá, despojado de pintura, muestra los metales desnudos del fuselaje.
El Sabre fue el primer caza a reacción del Ejército del Aire Español y fue adquirido como parte de la ayuda americana de los años cincuenta del siglo XX.
Fueron estrenados en la Base Aérea de Manises -Ala de Caza Número 1- y su primer piloto fue el Teniente Coronel Gonzalo Hevia Álvarez-Quiñones, un veterano as de la aviación española que cosechó laureles en las Escuadrillas Azules, durante la II Guerra Mundial.
Aunque los aviones incorporados a las fuerzas armadas españolas eran de segunda mano y el modelo adolecía ya de cierta obsolescencia, constituyeron un hito muy importante en la longeva historia de nuestra aviación militar, pues colocaron al Ejército del Aire en la larga y difícil vía de su modernización. Ahora, con los sabres y desde ellos, España comenzaba a equipararse, en medios técnicos y personales, con las fuerzas aéreas más avanzadas del mundo.
Nuestra pintura
Nuestra pintura ilustra el vuelo de tres reactores F-86 Sabre sobre los cielos de España, firmando, con sus estelas humeantes, la entrada de la caza española en la nueva era de la aviación militar.
Probablemente, el episodio más trágico de la historia naval de España fue el incidente que en aguas del Estrecho de Gibraltar tuvo lugar en el verano de 1801. En aquella malhadada ocasión murieron cerca de 1.700 hombres y se perdieron dos magníficos navíos de tres puentes y 112 cañones: el San Hermenegildo y el Real San Carlos. Y lo hicieron en durísimo combate, dando muestras de enorme valor y pericia de las tripulaciones; sin embargo, lo más terrible del caso fue que ambos navíos eran españoles y se perdieron combatiendo entre ellos. En aquella aciaga jornada, lo cual da idea de la magnitud del desastre, murieron más españoles que en la batalla de Trafalgar o en San Vicente.
Nuestra pintura ilustra lo que pudo ser un momento de la espantosa equivocación: los dos flamantes navíos de la Armada Real española luchan denodadamente entre sí, en medio de un torbellino de fuego autodestructivo que se saldó con la pérdida irreparable de barcos y tripulaciones. Y Trafalgar a la vuelta de la esquina...
La corbeta Descubierta, primera de su clase, fue un buque de diseño enteramente español y construido por la Empresa Nacional Bazán en los astilleros de Cartagena. En julio de 1978 fue entregada a la Armada Española para integrarse en la 21ª Escuadrilla de Escoltas con base en Cartagena.
La Descubierta estaba poderosamente armada y disponía de una muy respetable capacidad anti-superficie. Precisamente, su potencia armamentística en relación a su tamaño, hizo que a las unidades de esta clase se las denominara cariñosamente como las "hormigas atómicas".
En el año 2000, tras participar activamente en múltiples misiones navales -incluyendo su presencia en aguas del Golfo Pérsico durante la Primera Guerra del Golfo (1990)- fue clasificada y configurada como Patrullero de Altura, situación en la que quedó hasta el 6 de junio de 2009, fecha en la que causó baja en las listas de la Armada Española.
Nuestra pintura
Nuestra pintura ilustra a la corbeta Descubierta peleando contra una mar embravecida. Se deja intuir su primer numeral (F-31) en su costado de estribor y el escudo de la 21ª Escuadrilla en el puente. .