Damos entrada al uniforme que portaban los Ordenanzas de Cabrera del pretendiente Don Carlos, durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840).
Disponible en lámina u óleo.
BREVE RESEÑA DE LOS ORDENANZAS DE CABRERA
Como ya comentábamos en la entrada correspondiente a los Húsares de Ontoria, la caballería carlista era escasa y, salvo contadas excepciones, de poca calidad y mal equipada. Una excepción a esta regla general fueron los Ordenanzas de Cabrera.
Pertenecientes al Ejército Real de Aragón, Valencia y Murcia, los Ordenanzas de Cabrera conformaban una unidad de tropas de Estado Mayor, de entidad escuadrón y de unos 100 jinetes armados con carabina. Al ser tropas de élite portaban unos uniformes espléndidos, con casaquillas de rojo vivo y boinas verdes. Los pantalones azules con banda roja estaban reforzados por la entrepierna, para protegerlos del desgaste.
En esta ocasión rendimos tributo al crucero desprotegido Reina Mercedes con un nuevo proyecto fruto de un encargo, este trabajo nos encanta pues viene a petición de un descendiente de uno de los marineros del Reina Mercedes que combatió en la Guerra de Cuba.
Este buque, de la clase Reina Cristina, fue botado en el Arsenal de Cartagena en el año 1887 con el fin de reforzar la flota en ultramar. Durante la Guerra de Cuba, después de la salida de la Escuadra de Cervera rumbo al sacrificio, el Reina Mercedes fue hundido por su tripulación en la bocana del puerto de Santiago para impedir la entrada de la armada de los EEUU. Antes de su auto-hundimiento fue responsable, junto con el Vizcaya y el Plutón, del hundimiento del USS Merrimac que pretendía precisamente bloquear la salida de la Escuadra Española. Los marinos del USS Merrimac fueron rescatados y recibieron un trato digno y caballeresco, el que corresponde a los prisioneros de guerra y que desgraciadamente no siempre se cumple, esto parece que no pasó desapercibido en la opinión publica de los EEUU. Por lo demás dejamos para entradas futuras del blog las batallas de Cárdenas y Manzanillo.
Bocetos propuestos
Para iniciar el proyecto hemos creado una serie de bocetos con el objeto de decidir el punto de partida. Iremos actualizando esta entrada según avance el estado de la pintura. Para comenzar mostramos los bocetos iniciales, de estos elegiremos uno para continuar por esa línea.
Boceto 1
Boceto 2
Boceto 3
Boceto 4
Boceto 5
Boceto 6
Versión final
Nuestro cliente ha elegido el boceto 3, sobre el hemos realizado la versión final en óleo.
Damos entrada al uniforme que portaban los Húsares de Ontoria del pretendiente Don Carlos, durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840).
Disponible.
BREVE RESEÑA DE LOS HÚSARES DE ONTORIA
En general, los ejércitos carlistas adolecían de una escasa caballería, y ésta de poca calidad y mal equipada. No obstante este panorama, los dos escuadrones de Húsares de Ontoria del general Balmaseda fueron una excepción, a la que también se unió el escuadrón denominado Ordenanzas de Cabrera.
Los Húsares de Ontoria operaron como caballería ligera de lanzas y sable. En el frente de Castilla tuvieron una actuación destacada y fueron temidos de las fuerzas liberales. En 1839, tras rehusar adherirse al Convenio de Vergara, se unieron al general Cabrera, con el que combatieron en el frente del Maestrazgo hasta el final de la guerra.
Su uniforme consistía en un dolmán blanco con cordonadura roja y verde en los alamares y pelliza de piel de lobo o carnero. Su prenda de cabeza era una boina azul.
Salidad de la expedición con la Nao Victoria en primer plano, Óleo sobre tela (65x46 Cm). Obra no disponible, precio 215€ (VENDIDA)
El 10 de agosto de 1519 partieron de Sevilla cinco naos, con la cruz en la vela del trinquete y en sus mástiles la bandera del Rey de Castilla. Dejan atrás el puerto fluvial de Sevilla con sus galeras, barcazas, y botes, arremolinados en pos de la expedición. Solo su capitán Fernando de Magallanes sabe el rumbo que han de surcar una vez lleguen a mar abierto, buscaban la ruta a las islas Molucas, origen de la especiería.
Tres años después de su partida y habiendo encontrado una nueva ruta a la Molucas, tras haber circunnavegado el mundo por primera vez, llegará a España la nao Victoria, la única nave superviviente, al mando esta del ilustre Juan Sebastián Elcano.
La figura de esta entrada representa un teniente de la Guardia Civil con el uniforme de gala en formación y portando la bandera de España. Para esta ocasión, la figura la hemos dispuesto sobre un soporte de madera de caoba que incorpora un ribete dorado alrededor.
Más figuras de nuestra Colección de Uniformes Militares.
Si desea contactar con nosotros para exponernos necesidades específicas
El asesinato en 1857 de misioneros españoles y franceses en el Reino de Annam (Vietnam) provocó la intervención militar de Francia y España en dicho país. En lo que a España respecta, su contingente estaba formado por cerca de 1600 soldados al mando del coronel Carlos Palanca y su misión era apoyar la invasión francesa de Cochinchina y, por tanto, estaba subordinada a los intereses coloniales de Francia en el Extremo Oriente.
La expedición de castigo llegó a las costas del Reino de Annam en agosto de 1858, constando la fuerza española del vapor Jorge Juan, la corbeta Narváez y la goleta Constancia; la fuerza embarcada estaba constituida por un regimiento de infantería, dos compañías de cazadores, tres secciones de artillería y fuerzas auxiliares. Las operaciones combinadas se iniciaron con el ataque de la Bahía de Turana, siendo el objetivo principal la captura de Hué, la capital del reino, aunque sin conseguirlo. Después de este primer fracaso, la flota combinada conquistó Saigón en febrero de 1859, aunque hubo de sostener el cerco enemigo de la ciudad durante más de seis meses, hasta la llegada de refuerzos franceses. Finalmente, y en cuanto a la participación española se refiere, el almirante francés Page, jefe supremo de las fuerzas combinadas, ordenó la retirada de las tropas españolas no acantonadas en Saigón sin consultar al Gobierno español.
El conflicto acabó en junio de 1862, con la firma del Tratado de Paz, Amistad, Comercio e Indemnización entre Annam, España y Francia, para lustre y gloria de ésta última, que iniciaba la construcción de su imperio colonial de la Indochina francesa. Los intereses españoles apenas fueron atendidos, debiendo incluso regatearse el cobro de su parte de la indemnización.
Nuestra pintura naval
Esta pintura parte de un trabajo que realizamos para la Editorial Almena -Colección Guerreros y Batallas- e ilustra el desembarco de las tropas españolas que participaron en la expedición hispano-francesa a Cochinchina.
La conquista e incorporación del archipiélago canario a la Corona de Castilla fue un proceso largo y tenaz que duró prácticamente todo el siglo XV (1402-1496). Con una primera fase de carácter netamente señorial, las primeras exploraciones y conquistas estuvieron a cargo de nobles, inicialmente normandos y luego castellanos, que actuaban mediante concesiones de la Corona. Después, ya en 1476 y de la mano de los Reyes Católicos, la Corona de Castilla asume la iniciativa directa y exclusiva de las operaciones militares para el control de las Islas Canarias y el sometimiento de sus pobladores, empresa que culmina en 1496 con la conquista de Tenerife.
Nuestra pintura naval
Esta pintura fue un trabajo que realizamos para la Editorial Almena -Colección Guerreros y Batallas-ilustrando lo que pudo ser uno de los primeros desembarcos conquistadores en algún lugar del Archipiélago: un grupo de hombres armados desembarca de una típica nao del siglo XV dirigiéndose a tierra en un esquife bajo el pabellón de Castilla. La escena es contemplada desde el aire por unas inquietas gaviotas, curiosas pero ignorantes del acontecimiento histórico del que son testigos.